Hola génixs!!!🩷
Por aquí os dejo un breve relato de cómo he organizado la vida de Lucia una educadora social que vive en 2050. Rodeada de tecnología y en una era que lo digital lo controla todo ella siente que en su trabajo sigue haciendo falta esa parte humana que necesitamos sentir y que las máquinas no nos pueden dar
Un día en la vida de Lucia una educadora social de 35 años
6:30 de la mañana
El reloj despertador inteligente enciende una luz tenue en mi cuarto. Mientras me estiro, mi asistente virtual me informa sobre las noticias más importantes y me pone al tanto de los jóvenes con los que trabajaré hoy. Me visto y miro en mi tablet los casos de ayer. Antes de irme, me tome un momento para respirar profundamente y organizar mis pensamientos para el día.
7:30 de la mañana
Salgo de mi casa y cogí mi coche eléctrico autónomo que me lleva al centro de inclusión donde estoy trabajando. Mientras viajo, miro los perfiles de los jóvenes a quienes daré apoyo. Mediante mi dispositivo de realidad aumentada, puedo observar en directo sus avances, dificultades y sugerencias del grupo de profesionales. La tecnología hace mi labor más fácil, pero estoy consciente de que lo fundamental sigue siendo la relación humana
8:00 de la mañana
Al llegar al centro, saludo a los jóvenes con una sonrisa. Algunos han tenido una noche complicada, mientras que otros llegan con mucha energía por las actividades del día. Nos juntamos en una sala con múltiples sensaciones donde, a través de hologramas y actividades interactivas, pueden comunicarse más libremente. Entiendo que muchos han enfrentado situaciones difíciles, por lo que mi función es estar a su lado con comprensión y asistirles en descubrir su propio camino.
10:00 de la mañana
Cada adolescente cuenta con un plan de intervención creado con asistencia de inteligencia artificial, sin embargo, mi rol es añadir el elemento humano que la tecnología no puede proporcionar. Hoy me encuentro con un joven que está en la búsqueda de trabajo. Juntos usamos una plataforma que simula entrevistas de trabajo con hologramas que ofrecen retroalimentación instantánea. Me ocupo de fortalecer su confianza y destacar sus cualidades.
12:00 de la mediodía
Nos trasladamosa un área verde en la ciudad para hacer un jardín urbano. En este lugar no solo aprenden a plantar sus propios alimentos, sino que también mejoran sus habilidades para trabajar juntos y liderar. Mientras sembramos, aprovechamos para charlar sobre sus sueños y deseos. Me alegra ver cómo, con el tiempo, comienzan a confiar en sí mismos y en lo que les espera.
14:00 de la tarde
Vuelvo a la oficina y utilizo el tiempo de comer para tomar un descanso. Me tomo un momento para relajarme en una sala de estimulación sensorial, donde suaves sonidos y luces suaves me ayudan a recuperar energía. Al mismo tiempo, hecho un vistazo a mi pantalla de datos, que me recomienda nuevas formas de intervención basadas en el avance de cada joven.
15:00 de la tarde
Entrada la tarde, organizo un curso acerca de habilidades tecnológicas. En esta ocasión, les mostraré cómo programar utilizando inteligencia artificial. Soy consciente de que el mercado de trabajo está evolucionando a gran velocidad, y mi objetivo es que cuenten con herramientas que les ayuden a ser independientes. Me alegra observar el entusiasmo que muestran al realizar una actividad por su cuenta.
17:00 de la tarde
Me reuno con otros educadores sociales de diferentes partes del mundo mediante una plataforma de realidad virtual. Intercambiamos vivencias, evaluamos situaciones complicadas y debatimos enfoques nuevos. A pesar de que la tecnología ha modificado nuestra manera de trabajar, el núcleo de nuestra misión se mantiene igual: guiar, ayudar y cambiar vidas.
19:30 de la tarde
Antes de terminar, reviso los avances de cada joven. Algunos han conseguido entrevistas de trabajo, otros han mejorado su bienestar emocional. Dejo mensajes motivadores en sus dispositivos personales para que sientan mi apoyo incluso cuando no estoy con ellos. Sé que cada palabra de aliento puede hacer la diferencia.
21:00 de la noche
Al llegar a casa, me sirvo la cena mientras mi asistente me resume el día. Reflexiono sobre los retos y logros conseguidos. Me siento orgullosa de mi trabajo y del impacto que puedo generar en la vida de estos jóvenes. Antes de dormir, programo nuevas estrategias para el día siguiente, convencida de que la educación social seguirá evolucionando, pero la empatía y la conexión humana siempre serán la clave del verdadero cambio. ¡Amo mi trabajo!
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